Para los padres que deseen profundizar un poco en cómo deberíamos planificar el ocio de nuestros hijos desde el punto de vista de la psicología infantil.
Muchas veces infravaloramos la importancia que tiene el ocio de nuestros pequeños en su desarrollo intelectual y emocional pero el ocio y el juego no es solo diversión: es un pilar fundamental de su aprendizaje y desarrollo.
De manera intuitiva y desde que son bebés solemos adaptar nuestros juegos a sus necesidades: ¿quién no ha jugado a cucú-trás con su bebé? Aunque muy pocos padres saben que estaban trabajando la conciencia de "permanencia del objeto" justo en el momento en el que el bebé podía procesarla.
Y es que desde bebés los niños comienzan a interiorizar esquemas de pensamiento, a generar nuevas habilidades, a comprender el entorno y ser capaces de relacionarse con los demás a través del ocio y el juego. Por ello, lo primero que tenemos que tener claro es la importancia del mismo.
Brindemos a nuestros hijos oportunidades educativas a través del ocio y no restrinjamos su tiempo libre a una única actividad cómoda para los padres.
Todos nacemos con una serie de "potencialidades" pero todas aquellas habilidades que trabajamos mejoran (dentro de los límites de nuestra capacidad). Y la motivación para trabajar cualquier capacidad desde el ocio es mayor que desde la escuela.
Es decir, si el ocio de mi hijo es ir al parque y hacer juego físico es de esperar que sus habilidades de psicomotricidad gruesa mejoren: si eran buenas serán aún mejores y si no eran buenas serán mejores que si su ocio fuera, por ejemplo, dibujar.
En este punto está el debate ¿debemos potenciar en lo que el niño destaca? ¿todas las habilidades por igual? ¿aquellas en las que hay una cierta dificultad? Siento deciros que no hay un acuerdo tan sencillo en este punto. Mi consejo personal es potenciar aquello en lo que destaca (por beneficios al autoconcepto, puede llegar a ser brillante e incluso acabar viviendo de esa potencialidad) y aquello en lo que es deficitario (para evitar problemas vinculados a esa área en el futuro). El resto de habilidades basta con el propio cauce de desarrollo para que alcancen su nivel óptimo.
Aunque no es un teoría exenta de críticas por parte de los psicólogos (en el mundo de la educación tiene mejor acogida) la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner sirve para nuestros propósitos. Según la misma no hay una única manera de ser inteligente, cada ser humano tiene distintos tipos de inteligencia o de potencialidades:
- Inteligencia lingüística - verbal: capacidad de comprensión y expresión verbal
- Inteligencia lógico-matemática: capacidad de razonamiento y manejo de conceptos matemáticos
- Inteligencia espacial: capacidad de percepción visual y representación de espacios
- Inteligencia musical: capacidad de expresarse a través de la música e interpretarla
- Inteligencia corporal - kinestésica: capacidad de expresión a través del cuerpo o de psicomotricidad gruesa
- Inteligencia intrapersonal: capacidad de autoreflexión y autoanálisis
- Inteligencia interpersonal: capacidad de relacionarse con los otros.
- Inteligencia naturalista: capacidad de comprender y analizar la flora y fauna
- Inteligencia existencial: capacidad de reflexión sobre la propia existencia
No hay actividades "buenas" ni "malas" en ocio. Lo único importante es:
- Que brindemos la oportunidad a nuestros hijos de compartir con ellos ese ocio.
- Que tenga sentido. Por ejemplo, los dispositivos electrónicos no son "el diablo" pero si los usamos con criterio (qué contenido selecciono y por qué selecciono ese; estoy con mi hijo cuando lo consume y puedo compartir con él reflexiones sobre lo que ve, qué tiempo dedicamos a esa actividad...) Un minuto de reflexión sobre las actividades de ocio de nuestros hijos nos ayudará a que esté sea adaptado a sus necesidades y enriquecedor.
- Que sea consentido. No tiene sentido imponer una actividad a un niño que la rechaza, pensemos por qué quiero que realice esa actividad (qué habilidad quiero trabajar) y busquemos otra actividad que cumpla la misma finalidad alternativa (por ejemplo: si mi hijo no disfruta tocando un instrumento pero quiero trabajar su inteligencia musical probemos a ver si disfruta yendo a un concierto). El obligar solo generará rechazo y problemas a futuro.
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